Lo peor no es que no te guste el equilibrio. O mejor dicho, que no seas capaz de alcanzarlo. La paradoja. Tener que aparentar ser equilibrado para no desequilibrar. O controlar tus desequilibrios para no influir en el otro. Es decir, dejar de ser tú mismo.
Aunque como nunca fuiste, no puedes ser. Sobre todo, si el pasado es tu único punto de referencia. Bueno, ojalá tuvieses referencia. O que pudieses estar en el presente con los que han estado en tu pasado, los que son tu pasado y los que para ti son tu presente.
Y tú para ellos? Desequilibrio, al fin y al cabo.
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y el máximo problema es cuando el desequilibrio es nuestro equilibrio...
ResponderEliminaray! no hay salvación.
desequilíbrate, anda.
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