Te pasas el tiempo deseando que algo ocurra, que algo llegue. Que se encienda la chispa mágica del momento adecuado, como cantaría Héroes del Silencio. Pero, en el instante marcado, a la hora H del día D, algo falla.
Mejor dicho, no falla algo, fallas tú. Malditas expectativas que te han llevado a generarte más ilusiones de las que deberías depositar en el día a día. Y lo fácil que sería vivir sin expectativas, sin soñar despiertos, conformándose con lo que el hado nos destine a cada uno de nosotros.
Encefalograma plano. Es una buena opción. Vivo en ella desde hace tiempo. No me va mal. Tampoco me va bien. En honor a la verdad, ni siquiera me va, ni va.
domingo, 6 de septiembre de 2009
Suscribirse a:
Entradas (Atom)